La bendición de la intimidad
2025-09-03

1. Oración inicial
«Padre, gracias porque no es el tiempo donde te adoraban en montes y templos, es esta la hora donde los que te queremos adorar, es necesario que lo hagamos en espíritu y verdad; gracias porque es tu Espíritu que mora en mí el que me guía, me enseña y me ayuda a estar en tu presencia, contemplarte, escucharte y adorarte, por Jesucristo mi Señor y Salvador, amén.»

2. Lee la palabra de Dios
“Y Jehová dijo a Moisés: Alísate dos tablas de piedra como las primeras, y escribiré sobre esas tablas las palabras que estaban en las tablas primeras que quebraste. Prepárate, pues, para mañana, y sube de mañana al monte de Sinaí, y preséntate ante mí sobre la cumbre del monte.” Éxodo 34:1-2
“Y Moisés alisó dos tablas de piedra como las primeras; y se levantó de mañana y subió al monte Sinaí, como le mandó Jehová, y llevó en su mano las dos tablas de piedra. Y Jehová descendió en la nube, y estuvo allí con él, proclamando el nombre de Jehová. Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación. Entonces Moisés, apresurándose, bajó la cabeza hacia el suelo y adoró.” Éxodo 34:4-8

3. Reflexiona
Vemos en las citas bíblicas del día un pequeño relato de lo que fue uno de los encuentros que Moisés tuvo con el Señor, en este podemos ver que Dios le hace el llamado a presentarse delante de Él muy de mañana, y le da también unas instrucciones para lo que sería el propósito de ese encuentro; por su parte, vemos a Moisés atendiendo al llamado del Señor y haciendo tal como le había escuchado. Finalmente, lo que vemos en este maravilloso encuentro, es mucho más de lo que Moisés o cualquiera de nosotros podría pensar o esperar, pues le fue dada a este hombre la gracia del conocimiento y la revelación de Dios de manera personal, íntima y directa, el Señor mismo revelándose ante Moisés.
Ahora bien, la Palabra de Dios en 1 Corintios 2:9 dice “Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman.” Hermanos, el conocimiento y la revelación de Dios no viene por grandes capacidades mentales o sabiduría humana, sino que ha agradado al Señor revelarlas por su Espíritu, a aquellos que se hacen como niños, a personas dependientes totalmente de su Padre Celestial, que le busquen con gran anhelo y gozo, y que por su puesto crean y confíen en lo que de Él escuchan y reciben (1 Corintios 2:10, Mateo 18:1-5). Así que, si tú en tu vida anhelas ver y conocer de primera mano la gloria de Dios, busca un tiempo y lugar donde con Él a solas puedas estar y por su Espíritu recibe la bendición de la intimidad. Salmos 25:14 dice “La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, Y a ellos hará conocer su pacto.”

4. Alaba a Dios

5. Comparte
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