Y llamarás su nombre Jesús
2025-12-03

1. Oración inicial
«Amado Señor Jesús, toda gloria y honra son para ti, toda alabanza y exaltación a tu poderoso nombre, porque eres el Hijo del Altísimo, eres el Rey soberano y tu reino no tendrá fin. Gracias porque viniste a rescatar mi vida del pecado y de la condenación eterna y en tu nombre, Jesús, recibí perdón de pecados, salvación y una vida nueva, quiero declarar tu nombre con respeto y autoridad y decirle al mundo que no hay otro nombre debajo del cielo en que podamos ser salvos, amén.»

2. Lee la palabra de Dios
“Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”. Lucas 1:30-33
“Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”. Filipenses 2:9-11

3. Reflexiona
Jesús, viene de la palabra hebrea “Iesoús”, se traduce como Josué, la forma griega de la palabra hebrea es Jesús, era un nombre común que significa «el Señor salva». Su nombre se relaciona con su misión de salvar a la humanidad.
Haciendo un paralelo, Josué en el Antiguo Testamento guió al pueblo de Dios a la tierra prometida y en el Nuevo Testamento Jesús guía a su iglesia hacia la vida eterna. Fue el nombre dado por Dios Padre a su Hijo, es un nombre que tiene poder, pues en su nombre hay salvación, hay perdón de pecados, sanidad y liberación. No podemos profanarlo, ni usarlo a la ligera, como algunos lo hacen, Mateo 24:5 dice “Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán”.
También entender que reunidos en su nombre su Presencia se hace manifiesta en medio de los creyentes, Mateo 18:20 nos recuerda: “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. En su nombre podemos ver salvación, transformación y restauración.
En Marcos 16:17-18 dice “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”. En el libro de hechos se cumple esta promesa, cuando en el nombre de Jesús, los discípulos hicieron milagros, señales y prodigios. Esta promesa sigue vigente para su iglesia en el día de hoy, usemos su nombre entonces, con reverencia y autoridad, para que Jesús sea glorificado. Juan 14:13 nos dice: “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo”.
El Señor nos otorga autoridad e identidad en su nombre. Debemos usarlo para orar con su potestad y carácter y para que declaremos que no hay otro nombre debajo del cielo en que podamos ser salvos, como lo expresa Hechos 4:12 “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”.
Es decir, que no hay ninguna otra autoridad, ninguna otra personalidad, ningún otro sistema o filosofía que pueda efectuar el rescate del alma humana. Si bien, hay algunos que defienden la posibilidad de una esperanza humana aparte de la confianza personal en Cristo Jesús, la Palabra de Dios niega tales proposiciones. Veamos 2 Corintios 5:17 que nos dice:” De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”, estar “en Cristo” es la única manera de entrar en la “nueva creación” y recibir la salvación eterna prometida por Dios.
Su nombre nos da identidad como creyentes, cuando confesamos que somos uno en Él, comparte su gloria con nosotros para ser testimonio al mundo, Juan 17:21-22 afirma: “para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno”.
En su última petición Jesús ora por la unidad de los creyentes, esa unidad que nos pide no es de naturaleza organizacional sino espiritual, la cual debe manifestarse de manera visible en la vida de la Iglesia, para dar testimonio de la divina misión de Cristo, si entendemos entonces lo que significa su poderoso nombre, rindamonos en obediencia, sumisión y reverencia ante el nombre de Jesús, Filipenses 2:10.

4. Alaba a Dios

5. Comparte
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