Un encargo de Amor
2025-06-30

1. Oración inicial
«Señor Jesús, gracias por tu gran amor, ese amor que me rescató y me dio una nueva vida, gracias por llamarme a compartir de tu gran amor, gracias por ese encargo de Amor, que tu Espíritu Santo me capacite y me lleve a cumplir con la gran comisión. Amen.»

2. Lee la palabra de Dios
“Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” Mateo 28:16-20

3. Reflexiona
Los versículos finales del evangelio de Mateo son conocidos como la “Gran Comisión”, la palabra comisión significa encargo, encomienda, misión; así que podemos decir que en estos versículos que registran las últimas Palabras de Jesús antes de ascender al cielo hallamos el encargo que el Señor nos da, encontrando profundas verdades para nuestro crecimiento cristiano.
Lo primero es que los discípulos fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado, enseñándonos la importancia de obedecer los mandatos del Señor, la obediencia, que como sabemos es fundamental para el crecimiento cristiano, debe ser un rasgo distintivo del seguidor de Cristo, pero debemos conocer que es gracias a la obra de Jesús, a su muerte y resurrección y a que el Espíritu Santo es dado a todo creyente, que ahora como discípulos del Señor, podemos obedecer.
Lo segundo es que obedecer el mandato del Señor permite verlo, es decir conduce a una revelación de su presencia; y esto es lo que Jesús nos enseña cuando dice: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.” Juan 14:21. Y es maravilloso ver que esta revelación de Jesús como Dios, conduce directamente a la adoración.
Lo tercero es el gran encargo que Jesús deposita en sus discípulos, es decir en nosotros los creyentes: Ir y hacer discípulos a todas las naciones, lo que implica compartir de Cristo, para que por fe se conozca a Jesús como Señor y Salvador, lo que conducirá al nuevo creyente a reconocer públicamente su fe por medio del bautismo. Finalmente también debemos enseñarles todo lo que Jesús ha dicho, lo cual se puede resumir en Amar a Dios sobre todo y al prójimo como Cristo nos ha amado, este es el encargo de Amor.

4. Alaba a Dios

5. Comparte
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