Te quiero a mi lado todos los días
2016-08-11

1. Oración inicial
Padre, ayúdame a anhelar y a buscar tu presencia. Necesito tu compañía para no recorrer solo este camino. Reconozco que muchas veces saco excusas para buscarte. Entiendo que así como necesito el alimento diario, también necesito llenarme de tu presencia cada día. Gracias porque, aunque no he sido el más constante y dedicado, tu favor y tu gracia me han sostenido y se, que me esperas con amor, cada vez que decido volver a encontrarme contigo. Amén.

2. Lee la palabra de Dios
“Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo. Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; Me ocultará en lo reservado de su morada; Sobre una roca me pondrá en alto”, Salmo 27:4-5

3. Reflexiona
Muchos anhelamos una relación cercana con Dios, tenerlo siempre presente en nuestras vidas, en cada situación positiva o adversa que se nos presenta, en los estudios, trabajos, en el matrimonio, en la relación con los hijos, en la iglesia, en el ministerio; es decir lo queremos presente en todo. Y lo queremos así de cerca, porque creemos o por lo menos sabemos, que su voluntad, que es buena, agradable y perfecta tal como está escrito en su palabra, nos hace bien a nosotros mismos y a los demás.
Pensemos en algo que hacemos todos los días, que puede ser beneficioso, como usar algún producto de belleza, llenar una alcancía o hacer ejercicio. Lo hacemos, porque sabemos que es bueno para nosotros y de alguna manera, tenemos una motivación que nos lleva a vencer cualquier obstáculo, dificultad y en ocasiones la pereza. Persistimos, porque ese hábito nos lleva a cumplir nuestro objetivo.
El producto de belleza que aplicamos cada noche, no funciona si lo usamos solo los domingos; la alcancía no se va a llenar con igual cantidad de dinero, si depositamos monedas de menor valor, el ejercicio no ayudará a nuestra salud, ni a controlar el peso, si solo lo practicamos cada semana.
Así mismo, una persona no puede experimentar de forma real y continua la presencia de Dios en su vida, sino se dispone a hacerlo. Esto requiere tiempo y constancia, en el aprendizaje de su Palabra y la oración, en aplicar las enseñanzas a nuestra vida, en obedecer lo que Dios nos pide. En congregarnos frecuentemente y anhelando su compañía todos los días.
Nuestra motivación en un principio puede ser un problema que nos atormente, un dolor que no soportamos, una dificultad en nuestra familia. Una carga muy pesada. Tengamos la certeza, de que Dios no nos dejará ni desamparará. Sigamos el ejemplo del salmista, que ora por tener una comunión constante con Dios, en las santas ordenanzas, desea habitar en la casa de su Padre. No solo una estadía allí, como viajero que se queda por una noche, o por un poco de tiempo, sino que desea estar allí todos los días de su vida, como hijo de su Padre. Seguros entonces, que debemos hacer de la comunión con nuestro Padre, el asunto más importante de nuestro tiempo.
¿Cuánto anhelamos su presencia? ¿Qué haremos desde hoy, para llenarnos de ella?

4. Alaba a Dios

5. Comparte
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