Rodeados por el enemigo vs. Rodeados por Dios. Parte 2
2025-10-23

1. Oración inicial
«Padre, aunque con mis ojos físicos no te pueda ver, mi espíritu te puede sentir. Puedo sentir, percibir, por medio de la fe y la comunión de Tu Santo Espíritu, cómo me rodeas con Tu Presencia. Gracias Señor por revelarme que siempre estás conmigo y por cumplir Tu promesa de que nunca me abandonarás, ni me desampararás. Te alabo y te bendigo en el Nombre de Jesús. Amén.»

2. Lee la palabra de Dios
“Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿qué haremos? Él le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos.” 2 Reyes 6:15-16

3. Reflexiona
El pasaje principal del día de hoy nos recuerda y reafirma la importancia de estar en comunión con otros hermanos en la fe, pues cuando dejamos de poner nuestra mirada en Dios para ponerla en el “ejército” enemigo que nos rodea, nuestra vista y entendimiento se nublan, y he aquí la importancia de permanecer en comunión, de tener a un hermano en la fe que nos sacuda, que ore por nosotros y nos recuerde quién es el que está con nosotros, Dios. Ésto fue lo que hizo Eliseo con su siervo cuando lo vió totalmente amedrentado por lo que sus ojos físicos lograban percibir, él tuvo la gran necesidad de recordarle, de exhortarle, de sacudir a su siervo con estas palabras: “No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos.” (2 Reyes 6:16b). Eliseo no sólo se quedó expresando palabras de aliento sino que decidió ir más allá, pues sabía que debía orar por su siervo para que Dios mismo le permitiera ver con sus ojos físicos lo que espiritualmente estaba ignorando: “Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea.” (2 Reyes 6:17a).
Cuando tú y yo, con la ayuda de otro hermano, volvemos a poner nuestra mirada en Cristo, el autor y consumador de la fe, encontramos descanso, incluso en medio de la tormenta o de la más difícil batalla, pues sólo cuando ponemos nuestra mirada en Jesús es que logramos percibir de manera clara que siempre estamos siendo rodeados por el Señor, y esta Verdad es la única que nos reconforta, nos fortalece y nos permite entender que saldremos victoriosos de toda batalla: “Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.” (2 Reyes 6:17b)
Hermanos, que al igual que Eliseo, permanezca puesta nuestra mirada y confianza en Dios; si quizás hoy estamos con nuestros ojos puestos en ese “ejército” que el enemigo ha puesto a nuestro alrededor, es tiempo de volver a poner nuestra mirada en Cristo y orar, para que mediante la comunión de Su Santo Espíritu, nos permita ver quién es el que está siempre con nosotros, para así tener la plena certeza de que si Dios está de nuestra parte, si está a favor de nosotros, ¿quién podrá ponerse en nuestra contra? (Romanos 8:31b, Josué 1:5).

4. Alaba a Dios

5. Comparte
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