Matrimonios de Amor

«Padre Dios, permite que cada matrimonio sea un refugio de amor, que como hijos tuyos reflejemos en nuestros matrimonios ese amor, gozo y paz que solo provienen de Ti, gracias al fruto de tu Santo Espíritu. Amen.»

“Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa? Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla? Él les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así.” Mateo 19:3-8

El Señor Jesús aprovechando la ocasión generada por una pregunta malintencionada realizada por los fariseos (Mateo 19:3), nos enseña una gran verdad acerca del matrimonio, tan importante para nuestros días actuales, como lo fue para las personas de su época: El matrimonio es una institución creada por Dios, no es un invento humano, y fue establecido para la unión en amor de un hombre y una mujer, bajo los parámetros y la bendición de Dios, una unión que debe ser para toda la vida (Mateo 19:4-6).
Pero para poder tener un matrimonio que glorifique a Dios debemos aprender a escuchar atentamente la Palabra de Dios, como se nos enseñaba en el devocional del 18 de junio de 2025, pues el Señor le da una gran importancia a que le prestemos atención, escuchándolo atentamente, para luego obedecerlo con la ayuda de su Santo Espíritu, lo cual también nos capacitará de manera práctica para saber escuchar atentamente a nuestro cónyuge, escuchando para entender y no solamente para responder, con lo cual muchos de los problemas de pareja se solucionarían más fácilmente.
De igual manera es esencial la humildad, que como vimos en el devocional de ayer, es una cualidad de los niños que como creyentes debemos cultivar por medio de la comunión con el Espíritu Santo, y que nos ayudará a perdonar, lo cual de manera práctica se verá reflejado en hogares armoniosos y llenos de amor. Hoy, al igual que en los tiempos de Jesús, y aun igual que en los tiempos de Moisés, muchos se divorcian por no escuchar atentamente la voz de Dios, y por tener un corazón endurecido, lleno de orgullo y falto de humildad (Mateo 19:7-8). Hermanos, gracias a la obra de Cristo, y a que el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones, ahora podemos vivir matrimonios que reflejen amor, gozo y paz.