Los frutos de la muerte de Cristo
2016-02-09

1. Oración inicial
Señor, hoy me rindo ante ti, reconociendo que con tu sufrimiento me perdonaste y que por tus llagas he sido sano. Te entrego toda mi vida, y te pido que vivas a través de mí, haz ese intercambio mi Señor, para que mi vida sea transformada. Amén.

2. Lee la palabra de Dios
«quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados».

3. Reflexiona
La muerte de Jesucristo en la cruz tenía no solo el propósito de salvar a la humanidad perdida, llevando nuestros pecados sobre el madero, soportando el castigo por ellos y satisfaciendo la demanda de la justicia divina, sino que nos enseñó un gran ejemplo de paciencia con su sufrimiento. Por eso, no nos quita las aflicciones.
Los frutos de los sufrimientos de Cristo, son la muerte al pecado y una vida santa.
Tenemos una motivación poderosa y la capacidad para vivir piadosamente, siguiendo su ejemplo. Ahora habiendo recibido la nueva vida podemos adherirnos a Él para experimentar sentido y propósito, podemos andar diariamente en su amor y su aceptación incondicional. Podemos aprender la satisfacción de servir a otras personas y ver a Cristo a través de nosotros.
Cuando recibimos a Jesucristo debemos reconocer que le damos TODO LO QUE SOMOS a Él, pero a cambio recibimos todo lo que JESUCRISTO ES en nuestra vida. Su justificación, la sanidad de todas nuestras dolencias espirituales y emocionales, y su presencia permanente. Todo esto debe llevarnos a aprender a decir no al pecado, y decirle si al Señor Jesucristo que habita en cada uno de nosotros, considerándonos muertos al pecado y vivos para Dios.
Para cualquier cosa con la cual estemos batallando, la respuesta solamente es mediante este intercambio, entregándole a Dios lo que soy y recibiendo lo que Él me da. Tomemos una determinación por fe en Cristo, que Él reine en nuestra vida y veremos entonces la victoria sobre tantos padecimientos.

4. Alaba a Dios

5. Comparte
Puedes compartir este devocional en Facebook, Whatsapp, Twitter y LinkedIn