Las palabras sabias traen salud

Señor enséñanos a ser prudentes y mansos, a no sembrar pleitos y contiendas y añadir palabras que dañen la vida de otras personas. Que la palabra que hablemos sea con sabiduría y sea de medicina para otras personas.

«El corazón del sabio hace prudente su boca, Y añade gracia a sus labios. Panal de miel son los dichos suaves; Suavidad al alma y medicina para los huesos. El hombre perverso levanta contienda, Y el chismoso aparta a los mejores amigos.», Proverbios 16:23-24,28

En este texto se resalta lo que la sabiduría divina enseña al corazón humano, a tal punto que influye en la totalidad de la vida, cambiando la manera de hablar y de actuar. En nuestra relación con otros nuestras palabras son importantes, por eso no hablemos a la ligera, pues deben llevar salud, consuelo y esperanza. Por el contrario, cuando nos dejamos dominar por nuestro carácter y nos volvemos huraños, contenciosos y conflictivos, rehuimos al trato amable y a la conversación con otras personas, perdiendo la oportunidad de demostrar el amor de Dios. En vez de ganar almas para Cristo, podemos estar alejándolas de Él. Sólo experimentaremos vidas victoriosas reconociendo el poder que la Palabra de Dios tiene y la transformación y fortaleza que trae al alma, cuando nos guiamos por ella. Las personas peleonas y conflictivas siembran desacuerdos y distancian a los mejores amigos.
Nuestro hogar puede volverse un campo de batalla, cuando nos dejamos dominar de nosotros mismos. Oremos a Dios pidiéndole que tome el control de nuestro carácter, y nos de un espíritu manso, solo así seremos verdaderos testimonio de su amor.