La oración de Jabes
2025-05-06

1. Oración inicial
«Amado Dios, gracias por el ejemplo de Jabes y lo que puedo aprender de su oración. Busco tu bendición y guía en mi vida, sabiendo que eres la fuente de toda sabiduría, favor y dirección. Ayúdame a alinear mi voluntad con la tuya y a confiar en tu provisión y protección. Guíame en los desafíos y en las decisiones, y que tu nombre sea glorificado en todo lo que haga. En el nombre de Jesús, amén.»

2. Lee la palabra de Dios
“Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: Por cuanto lo di a luz en dolor. E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió. 1 Crónicas 4:9-10

3. Reflexiona
En nuestro camino de fe, es crucial comprender la importancia de buscar las bendiciones y la guía de Dios. Siempre enfrentamos diversos desafíos y decisiones que marcan nuestro caminar espiritual. La Oración de Jabes nos recuerda que podemos depender de la sabiduría, el favor y la dirección de Dios en todos los aspectos de nuestra vida. Es un ejemplo de oración que puede impactar nuestra comunión con Dios.
Jabes fue un hombre que enfrentó la adversidad desde el momento de nacer, inclusive su nombre significa dolor. No sabemos cómo fue el parto, pero su madre expresó que dio a luz con dolor. Nuestro pasado y nuestras experiencias dolorosas no deben definirnos, Jabes eligió a Dios para que gobernara y dirigiera su vida independientemente de la experiencia que lo había afectado. Anheló que el Señor interviniera en su vida.
Jabes no fue recordado por un acto heroico, sino que fue recordado por una simple oración en la que se destaca cuatro peticiones significativas:
Empieza diciéndole a Dios: “¡Oh, si me dieras bendición!”, él deseaba el favor y la abundancia de Dios. “Y ensancharas mi territorio”, él quería ampliar sus fronteras buscando la guía de Dios para expandir su influencia e impacto. “y si tu mano estuviera conmigo”, él deseaba la Presencia y el poder de Dios y que fuera la mano del Señor que lo guiara y no su propio esfuerzo. “y me libraras de mal, para que no me dañe”, él pidió la protección de Dios contra el daño y el dolor.
Tenía claro en su corazón que la oración que hacía era al Dios de Israel, en quien creía y a quien había visto moverse en su pueblo con señales y milagros portentosos. Hoy preguntemos ¿en qué desafíos o decisiones necesitamos la intervención de Dios? Dice la Escritura “y otorgó Dios lo que pidió”. Dios escuchó esa oración sincera, humilde y le concedió su petición.
¿Cómo puede la oración de Jabes impactar nuestro caminar diario con Dios? Entendiendo que el Señor escucha cualquier oración por sencilla que sea. Él siempre está atento a nuestro genuino clamor. Debemos pedir que Dios esté con nosotros en todo lo que hagamos, pidiendo siempre su Presencia y así como Moisés dice: “si tu presencia no ha de ir conmigo no nos saques de aquí”, Éxodo 33:15.
Muchas veces creemos que pedir la bendición de Dios es solo pedir cosas materiales, pero la bendición de Dios va más allá, es algo más profundo, es más espiritual y eterno. Necesitamos su compañía, Dios mismo con nosotros en todas nuestras situaciones. Como dice Mateo 6:33 “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.
Buscar las bendiciones y la guía de Dios debe ser una constante en nosotros. A medida que nuestra fe continúa creciendo, permitamos que la oración de Jabes nos recuerde el poder y el privilegio que tenemos de acercarnos a Dios y buscar su participación en cada aspecto de nuestra vida.

4. Alaba a Dios

5. Comparte
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