La misericordia, otra característica de Cristo
2025-11-16

1. Oración inicial
«Señor Jesús, enséñame a ser misericordioso como tú, que en mi trato con mis semejantes pueda dar de tu amor y tu perdón. Amen.»

2. Lee la palabra de Dios
“Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira, y grande en misericordia” Salmos 103:8
“Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.” Lucas 6:36

3. Reflexiona
En las sagradas escrituras encontramos muchos pasajes que nos hablan de la misericordia de Dios, uno de ellos es el Salmo 103:8 donde el salmista resalta este atributo maravilloso de Dios, gracias al cual nosotros como pecadores no recibimos lo que merecen nuestros actos, en cambio podemos ver y experimentar el perdón de Dios al arrepentirnos.
Cuando estudiamos la vida de Jesús, podemos ver en Él, el mismo carácter de su Padre Dios, por lo cual nos pide en Lucas 6:36 que seamos misericordiosos así como nuestro Padre Dios es misericordioso, invitándonos de esta manera a no pagar mal por mal, a no mirar la paja en el ojo del hermano, sino más bien en amor: a perdonar, a bendecir y no maldecir.
Cuando Jesús nos pide algo, Él mismo nos da ejemplo y nos enseña cómo hacerlo, así, en el caso de la misericordia, podemos ver una demostración hermosa en el relato que encontramos en Juan 8:1-11, en esta historia los escribas y fariseos traen a Jesús, a una mujer sorprendida en adulterio, y le dicen que la ley de Moisés ordena apedrearla; pero en un acto de amor y justicia único, el Señor, después de que todos se han ido, pues sus conciencias los acusaban de pecado, muestra su misericordia con dicha mujer al decirle “¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.” De esta manera la misericordia triunfó sobre el juicio como lo dice Santiago 2:13 “Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio”, pero es necesario aclarar que Jesús no pasó por encima de la ley, sino que él mismo llevaría el pago del pecado de aquella mujer en la cruz, tal y como dice Efesios 2:4-5 “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)”
Si vemos bien, aquella mujer estaba sentenciada a muerte, la ley era clara, sus obras hablaban por sí solas, pero en un acto de amor Jesús le mostró misericordia y le ofreció perdón, y una nueva oportunidad de vida al decirle “Ni yo te condeno; vete, y no peques más”. Hermanos, eso mismo es lo que debemos aprender: misericordia que obra por amor.

4. Alaba a Dios

5. Comparte
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