La fe que maravilla a Jesús
2025-12-17

1. Oración inicial
«Señor Jesús, quiero acercarme a ti, con una fe verdadera, reconociendo tu soberanía y tu poder sobre todas las cosas, que pueda decir como el centurión: “no es necesario que entres en mi casa porque una sola Palabra tuya bastará para que obres en mi vida y en la vida de los que me rodean”. Señor enséñame a reconocer la autoridad de tu Nombre que es sobre todo nombre y ver obrar milagros señales y prodigios cada vez que lo confieso, amén.»

2. Lee la palabra de Dios
“Y el siervo de un centurión, a quien éste quería mucho, estaba enfermo y a punto de morir. Cuando el centurión oyó hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese y sanase a su siervo. Y ellos vinieron a Jesús y le rogaron con solicitud, diciéndole: Es digno de que le concedas esto; porque ama a nuestra nación, y nos edificó una sinagoga. Y Jesús fue con ellos. Pero cuando ya no estaban lejos de la casa, el centurión envió a él unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo; por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti; pero di la palabra, y mi siervo será sano. Porque también yo soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al oír esto, Jesús se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la gente que le seguía: Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe”. Lucas 7:2-9

3. Reflexiona
En este pasaje se cuenta la milagrosa curación a distancia del siervo de un centurión, en la ciudad de Capernaúm. Se resalta especialmente la gran fe de este gentil y la autoridad de Jesús sobre la enfermedad, aunque no estaba presente, mostrando su Omnipresencia.
Para tener una fe que maraville a Jesús, debemos acercarnos a Él con humildad, con respeto, reconociendo su autoridad y su poder. La fe del centurión fue tan profunda que solo bastaba que Jesús dijera la Palabra para que su siervo recibiera sanidad. Cuan poderoso es confesar la Palabra de Dios, creyéndola para ver el obrar sobrenatural de Dios.
Su fe se destacó porque siendo un gentil demostró una fe más grande que la de muchos judíos que conocían a Jesús. La fe es la confianza en la Palabra de Dios, no importa quienes seamos. Este centurión se consideró indigno de que el Señor entrara a su casa, mostró un profundo respeto por la ley y la cultura judía. Fue una fe que actúa, no era una fe pasiva, puesto que envió a unos ancianos judíos a buscar a Jesús y hacerle la petición de sanidad. Entendió que el poder y la autoridad de Jesús, del cual había oído, eran tan grandes que no necesitaba que Él estuviera físicamente para sanar. Precisamente su fe se basó en la autoridad que Jesús tenía sobre todas las cosas, por eso al dar una orden, se cumpliría lo que dijera; comparándose con él, cuando daba órdenes a sus soldados bajo su autoridad para que obedecieran.
Jesús se maravilló de su fe y destacó que no había visto una fe así en Israel. Por eso ante una fe de esa magnitud, Jesús la proclamó públicamente. Y su siervo fue sanado instantáneamente.
¿Qué podemos aprender de esto? el Señor anhela que tengamos una fe genuina, sin importar quienes somos y de dónde venimos, una fe humilde que se traduzca en acción y una fe que confíe en la autoridad del Nombre de Jesús, sobre todas las circunstancias, que obra sanidad, milagros y prodigios. Una fe así influye en la vida de las personas que nos rodean llevando a otros a creer en Jesús.

4. Alaba a Dios

5. Comparte
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