Infidelidad espiritual. Parte 1

Padre Dios, quiero permanecer en ti, entrar en intimidad contigo y cada día conocerte mas, gozarme en tu presencia y deleitarme en tu Palabra. Amén.

“Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.” Efesios 5:15-20

Cuando no dedicamos tiempo para conocer y entender las cosas de Dios, cuando nuestra relación íntima con Dios la descuidamos por otras cosas, cuando nuestra oración es débil, sin confianza, sin estudio profundo de las escrituras, somos infieles espirituales.
Si pasamos más tiempo en las redes sociales que con Dios, hemos caído en infidelidad espiritual, porque la relación íntima que debemos tener con Dios es reemplazada por una relación íntima con estos sistemas, ya que el tiempo y atención son parte esencial de la intimidad. No es malo utilizar estos sistemas en la comunicación y en un tiempo prudente de ocio, pero según estudios serios, pasamos más de una hora diaria en redes sociales ¿Cuánto tiempo dedicamos comparativamente a la oración y al estudio bíblico?

Si seguimos actuando así, viviremos las consecuencias de dedicar más tiempo a cosas temporales que roban el tiempo y son distractores que nos alejan de los propósitos que Dios ha preparado para nosotros.

La ingratitud es una forma de adulterio espiritual. Nos olvidamos del dador de bendiciones, del que nos provee abundante ”Trigo, vino, aceite”; cuando nos acercamos a El, le dedicamos tiempo de calidad a lo que es eterno y no a lo temporal.

Si dedicamos más tiempo al estudio bíblico y a la oración , guiados por su Espíritu, hallaremos sus promesas cómo provisión y tesoro abundante que podemos tomar y aplicar en cada situación de nuestra vida diaria.

Lo que vivimos en lo externo es reflejo de mi intimidad diaria con Dios (Mateo 6:6), así que dediquemos más y mejor tiempo a las cosas que verdaderamente valen la pena y arrepintámonos por medio de Jesús, si hemos dedicado más tiempo diario a este tipo de cosas de oropel, que a los tesoros valiosos reales y eternos que Dios ha puesto en nosotros por medio de la Biblia y la oración.