Hazme renacer
2016-09-10

1. Oración inicial
Amado Jesús vengo ante ti, mi corazón se ha endurecido por las circunstancias de la vida, y he dejado de creer en ti. Remueve esa piedra que me aparta de tu luz y que me impide ver tu gloria, hazme renacer a una esperanza nueva, desata todas las ligaduras de impiedad de mi corazón, que me han esclavizado. Dame la libertad espiritual que necesito. Amén.

2. Lee la palabra de Dios
“Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días.
Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir”, Juan 11: 38-44

3. Reflexiona
El evangelio de Juan se conoce como el “evangelio de las señales”, Juan destaca la resurrección de Lázaro, entre todas las obras que Jesús hizo, para mostrar que era el Mesías de Dios. Este milagro hizo que los sacerdotes judíos tuvieran temor de que muchos le siguieran y que toda su cultura religiosa se viniera al piso, lo que precipitó los juicios y la crucifixión. Muchos creyeron en Jesús ese día. Sin embargo, para muchos hoy, esto es solo una alegoría, afirmando que: “esta clase de cosas no pueden suceder”.
Esta fue una de las muchas señales que Jesús hizo para fortalecer la fe de los que lo seguían y una prueba para mover el corazón de los incrédulos a creer. Lastimosamente muchos hoy no creen en los milagros de Jesús. Su corazón se ha endurecido como esa piedra que cubría el sepulcro de Lázaro.
Necesitamos pedirle al Espíritu de Dios, que sea Él el que convenza de pecado, de justicia y de juicio a este mundo perdido. Que con su poder remueva la piedra de la incredulidad que está dejando a las personas en la oscuridad, impidiendo que la luz de Cristo llegue a ellos. Muchos están atados en sus delitos y pecados, en vicios, esclavitud y muerte espiritual. Necesitan ser desatados, pero sólo Jesucristo puede hacer el milagro y hacerlos renacer.
El Señor Jesucristo ya hizo el milagro en nosotros, nos revivió de la muerte espiritual y nos dio vida junto con Él. La prueba de ello es que nuestras vidas han sido cambiadas. Jesús es el único que tiene poder sobre la muerte física y espiritual. Él es la Resurrección y la Vida. No sólo se levantó de entre los muertos, sino que tiene el poder para levantar a otros.
A menudo recordamos a Tomás como “el que dudó de la resurrección de Cristo”. Pero al final entendió que esto es era el fundamento de su fe, al punto que junto con los demás apóstoles, dieron sus vidas para predicar el evangelio. Hay que considerar el alto costo que implica ser discípulo de Cristo.
Al encontrarnos frente a frente con el poder de Dios, tenemos dos opciones creer o rechazar a Jesús. Hoy puede que nuestro corazón esté endurecido y nuestro ser esté atado al mundo. Permitamos al Señor Jesucristo, remover la dureza de nuestro corazón y desatar la ligadura de impiedad en nuestro ser, para que podamos renacer y experimentar su amor perdonador. Recordemos las palabras de Jesús ese día: “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?

4. Alaba a Dios

5. Comparte
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