Falsa tregua para la batalla. Parte 1
2025-10-29

1. Oración inicial
«Padre, debo confesar que en algunos instantes he caído en esas falsas treguas que ofrece el enemigo porque he seguido mi propio consejo. Tú me has enseñado en Tu Palabra que no sea sabia en mi propia opinión, y en ocasiones, no he tomado tu consejo, pues he terminado cediendo partes importantes de mi vida ante el enemigo. Ayúdame Santo Espíritu de Dios a no caer más ante las mentiras del diablo, de mi carne y del mundo. Prepárame y fortaléceme para seguir solamente el consejo de Jesús. Amén.»

2. Lee la palabra de Dios
“Después subió Nahas amonita, y acampó contra Jabes de Galaad. Y todos los de Jabes dijeron a Nahas: Haz alianza con nosotros, y te serviremos. Y Nahas amonita les respondió: Con esta condición haré alianza con vosotros, que a cada uno de todos vosotros saque el ojo derecho, y ponga esta afrenta sobre todo Israel.” 1 Samuel 11:1-2

3. Reflexiona
El enemigo, en ocasiones, se parece a Nahas, nos ofrece una “salida”, una “solución” a nuestro problema, o “paz” para acabar con esa guerra que él mismo inició. Claramente todo ésto es un engaño pues el enemigo lo único que quiere es devorarnos. Cuando tú y yo creemos que ésto es cierto y caemos en sus artimañas pensando que si hacemos una “tregua” con el enemigo se acabará la guerra, caemos en un error, pues para que dicha “tregua” se lleve a cabo, el enemigo siempre nos pedirá algo a cambio. En el caso de Jabes de Galaad se le pidió su ojo derecho, y ésto no sólo lo incluía a él sino también a todo Israel, pues para que hubiera protección de parte de Nahas, Israel debía acceder a ese trato. Parece ilógico, irracional, que todo un pueblo pensara que lo correcto era acceder a ésto que pedía Nahas a cambio de “paz”, ¿Cómo es posible que prefirieran pensar que la solución estaba en dejar perder su ojo derecho, en vez de pararse para protegerse unos a otros?
Todo lo anterior para nosotros suena ilógico, pero tú y yo en ocasiones también queremos o hacemos lo mismo. Preferimos como dice el dicho: “perder una batalla, pero no la guerra”, ¿Cómo? cediendo o perdiendo parte de nuestro territorio con tal de obtener un poco de “tranquilidad”, y aquí quiero citar un ejemplo claro de ésto: Preferimos dejar el servicio, el congregarnos en la Iglesia por un lapso de tiempo, a cambio del “descanso” o la “tregua” que nos ofrece el enemigo ¿Acaso ésto no se parece a lo que nos relata el libro de Samuel? Pues el dejar de congregarnos, o incluso el dejar de servir, es como entregarle un ojo a nuestro enemigo, porque por medio de la congregación es que se nos habla la Palabra de Dios que es la que ejercita nuestra vista espiritual, las Escrituras son como ese colirio que lubrica nuestros ojos espirituales para que no tengamos problemas de resequedad espiritual (Apocalipsis 3:18), la Palabra de Dios es ese escudo que necesitamos, incluso, para proteger nuestros ojos que en ocasiones se dejan desviar fácilmente (Salmos 18:30).
Hermanos, ¿Cómo salimos de esta situación, de este engaño del enemigo que hemos creído? Sólo podemos salir de ahí con la ayuda del Espíritu Santo de Dios, y ésto lo veremos en el devocional de mañana.

4. Alaba a Dios

5. Comparte
Escúchanos en Spotify
Puedes compartir este devocional en Facebook, Whatsapp, Twitter y LinkedIn
