El Perfecto Amor es quien echa fuera el temor
2025-06-15

1. Oración inicial
«Señor Jesús, gracias porque día tras día vas quitando esos temores de mi vida que me impiden avanzar en mi caminar cristiano, gracias por brindarme tu ayuda y tu amor. Amén.»

2. Lee la palabra de Dios
“Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.” Mateo 14:25-33

3. Reflexiona
El Señor Jesucristo es experto en tomar las circunstancias para utilizarlas a nuestro favor. En el momento que ocurrieron los hechos narrados en Mateo 14:25-33 les enseñó a sus discípulos, y hoy quiere enseñarnos a nosotros, que el perfecto amor que es Él mismo, es quien echa fuera el temor; y esto lo hace por medio de su Palabra, pues al decir ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!, está llevando a sus discípulos a confiar en Él, activando su fe, esa fe que obra por el amor. Y es por esta razón que Pedro tiene la osadía de pedirle a Jesús que lo mande a ir a Él sobre las aguas, y cuando Jesús contesta a su petición, entonces Pedro obedece, y experimenta en carne propia el milagro de caminar sobre las aguas.
Lo que sigue nos muestra la importancia de persistir y mantenernos firmes en la fe, sin fluctuar, teniendo nuestra mirada en el autor y consumador de la fe, es decir en Jesús, pues si quitamos nuestra atención de Él, y nos fijamos en nuestras circunstancias seguramente, como Pedro, nos hundiremos; por lo cual es sumamente importante tener presente la Palabra de Dios en nuestra vida, pues es su Palabra la que genera esa fe que obra por su amor.
Pero lo más hermoso de este pasaje es ver cómo Jesús, quien conoce nuestro corazón, siempre está dispuesto a darnos una mano, aun cuando por dudar nos hundimos y parece que nos ahogamos en las tormentas de la vida. Y es ahí, donde precisamente al tomarnos de la mano de Jesús podemos llegar al punto clave que llegaron sus discípulos esa madrugada: adoración
Cuando veamos a Jesús calmar nuestras tempestades y traer esa paz que sobrepasa todo entendimiento a nuestra vida entonces nuestra reacción debe ser de adoración, como la de aquellos seguidores, confesando: “realmente tú eres el Hijo de Dios”.

4. Alaba a Dios

5. Comparte
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