¿Derrota o victoria?

Señor Jesús, gracias por tu victoria en la cruz, por llevar en tu cuerpo todos mis pecados, enfermedades, dolores emocionales y toda incomprensión, gracias por hacerme libre. Amén.

“Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)”.
“Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”.

Fue una muerte maldita, llevó sobre su cuerpo la maldición del pecado, de la enfermedad, de la pobreza, del fracaso, etc. Pero su muerte no fue una DERROTA, su muerte construyó un futuro, abrió un camino, una posibilidad de que todo lo que está mal sea restaurado, mediante sus heridas trajo una gran VICTORIA para nuestras vidas. Se predijo que en la cruz habría salud emocional, física y espiritual.
Ahora podemos estar seguros, libres, sanos y santos por la cruz. Fue quitada la ruina a que nos llevó el pecado. Cargó sobre su cuerpo en la cruz nuestros pecados, que fueron las espinas en su cabeza, los clavos en sus manos y sus pies, la lanza en su costado. Por su sufrimiento adquirió el Espíritu y la gracia de Dios para nosotros. Luego no hay opción de vivir derrotados después de conocer a Jesús.
Su muerte fue aceptada por Dios como verdadero y salvífico sacrificio. “Ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante” El quedó satisfecho cuando te vio a ti y a mí restaurados por lo que hizo en la cruz. Ahora solo nos queda aceptarlo y llevar cautivos a la cruz de Cristo, todos los pensamientos de fracaso, de derrota, de pobreza, incomprensión. Recuerda que el Cristo victorioso vive ahora en cada uno de nosotros.