El amor y la preocupación de Dios por los pecadores
2025-12-22

1. Oración inicial
«Gracias mi Jesús, mi buen Pastor, por buscarme y encontrarme en este mundo perdido y dar tu vida por mi rescate en una cruz. El precio que pagaste fue tu sangre preciosa, que me libró, me perdonó y me salvó. Me sacaste del lodo cenagoso y pusiste mis pies sobre la Roca firme que eres tú, para que no resbale. Te pido por todos aquellos que aún andan errantes como ovejas perdidas y úsame como instrumento, como tus pies y tus manos para rescatarlos con tu mensaje de salvación, amén.»

2. Lee la palabra de Dios
“Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come. Entonces él les refirió esta parábola, diciendo: ¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso; y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido. Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento”. Lucas 15:1-7

3. Reflexiona
Dios se preocupa por los perdidos y se goza cuando un pecador se arrepiente y vuelven al redil. Pero a veces la oveja perdida se queda inerme y rehúsa moverse, por eso el pastor deja las otras para ir a buscarla.
A este capítulo se le llama “el evangelio dentro del evangelio”, porque los fariseos se escandalizaron de que Jesús se asociara con hombres y mujeres que los judíos practicantes consideraban pecadores, los llamaban “la gente de la tierra” y había una barrera infranqueable entre estas dos clases de personas. Criticaban a Jesús por tener contacto con ellos, porque para los fariseos cualquier trato con esta gente los contaminaba. Y se atrevían a decir: “Hay alegría en el Cielo cuando se pierde un pecador”, deseando su destrucción y no su salvación. Contrario a lo que Jesús declaraba: “Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento”.
Jesús cuenta entonces esta parábola de la oveja perdida y de la alegría del pastor cuando la encuentra. Mostrando con esto el gran amor por la humanidad pues Él no hace acepción de personas, la salvación es para todos y se interesa por el más indefenso y débil. Y ese es el amor que demostró por cada uno de nosotros en la cruz y dio su vida por nuestro rescate. Aun antes de haberlo conocido nos buscó en este mundo perdido hasta que nos halló, ese es nuestro Buen Pastor.
Es la escena del cielo que Jesús nos pinta: Dios se alegra cuando encuentra a un pecador que estaba perdido y regresa a casa. El hecho es que Dios es más amable que los hombres, los seres humanos podemos perder la esperanza por aquel que está extraviado y sin rumbo, pero Dios no. Deja las noventa y nueve y presta toda su atención y todo su cuidado por el que necesita ser rescatado, perdonado y restaurado. Este pasaje también señala todo lo que el Señor pone en movimiento en el mundo espiritual cuando oramos por los perdidos, para recuperarlos para sí, cumpliéndose el mayor deseo de su corazón según Lucas 19:10: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”.
Que este tiempo de navidad sea un motivo para hablarles del Salvador del mundo a todos aquellos que nos rodean y aun no lo conocen.

4. Alaba a Dios

5. Comparte
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