Invitación Divina
2025-10-04

1. Oración inicial
«Padre, gracias por llamarme en todo momento a tener esos encuentros de intimidad contigo pues en ellos me enseñas y revelas la verdad de tu Palabra, me alientas, reconfortas mi alma, me das descanso y nuevas fuerzas. Gracias Señor Jesús porque Tú eres el único que abrió el camino para que todos nosotros los creyentes pudiéramos conocer al Padre. Espíritu Santo pon en mí el querer aceptar esa invitación Divina y llévame a buscarle en intimidad. Amén.»

2. Lee la palabra de Dios
“De ella saldrá su príncipe, y de en medio de ella saldrá su señoreador; y le haré llegar cerca, y él se acercará a mí; porque ¿quién es aquel que se atreve a acercarse a mí? dice Jehová.” Jeremías 30:21

3. Reflexiona
Cuando me dispuse a leer la Palabra de Dios me encontré con este pasaje de Jeremías, al leerlo llamó mi atención la última parte del pasaje, en donde el Señor a través del profeta, manifiesta que a aquél gobernante que ha escogido para Israel lo invitará a que se acerque a Él, porque ¿quién se atrevería a acercarse a Dios sin ser invitado? Esto me impactó demasiado pues justamente días atrás el Espíritu Santo me había llevado a meditar que si nosotros los creyentes podemos tener un tiempo de intimidad con Dios y entrar al Lugar Santísimo, tan sólo es: Primero, por la obra de Jesucristo, como lo dice Hebreos 10:19-22 “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.”
Y segundo, por la iniciativa que Dios ha tomado para invitarnos a tener ese encuentro, como lo relata el pasaje de hoy. Ahora bien, lo que a nosotros los creyentes nos corresponde hacer es aceptar o rechazar dicho encuentro, como le pasó al profeta Samuel en 1 Samuel 3:1-10, quien al escuchar la voz de Dios, sin saber que era Él, decidía levantarse de su cama para ir al encuentro de quien lo llamaba, y de la misma manera deberíamos hacer nosotros.
Hermanos, Dios nos revela a través de este pasaje que si tú y yo podemos gozar y deleitarnos en esos encuentros con Él, no es porque lo hayamos merecido, ganado, comprado o propiciado, sino por la iniciativa de Dios, y por supuesto, por la obra de Jesús en la cruz, ¡tengámoslo muy presente! y démosle la gloria al Señor, pues si podemos entrar a Su Presencia, tan sólo es porque el Padre no nos ve a nosotros sino a Su Hijo Jesucristo en nosotros, y en esta Verdad tú y yo hemos creído (Gálatas 2:20).

4. Alaba a Dios

5. Comparte
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