Fe que lleva a la adoración
2025-06-22

1. Oración inicial
«Padre Dios, te pido en el nombre de tu amado Hijo Jesús, me des una fe como la de un niño que al ver tus maravillas te puede adorar y exaltar de manera natural, pues tú dices en tu Palabra que de la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza. Amen.»

2. Lee la palabra de Dios
“Y vinieron a él en el templo ciegos y cojos, y los sanó. Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y a los muchachos aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! se indignaron, y le dijeron: ¿Oyes lo que estos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leísteis: de la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?” Mateo 21:14-16

3. Reflexiona
En este pasaje escrito por Mateo, inspirado por el Espíritu Santo, se relata un episodio que nos revela una gran enseñanza de cómo recibir el mensaje de Dios; en él podemos apreciar dos maneras diferentes de percibir un mismo hecho.
Por un lado están los principales sacerdotes y los escribas, personas con una alta educación, de gran prestigio e influencia política y religiosa, quienes ante las maravillas que hacía Jesús y ante la exaltación que le daban los niños, se indignaban, lo que nos permite entender lo que había en sus corazones: incredulidad; ellos no podían entender que Jesús era digno de recibir toda alabanza y toda adoración al ser Él el mismo Dios encarnado, el Mesías prometido.
Por el otro lado están los niños, que aquí se mencionan como muchachos, quienes a su corta edad, no tenían cómo compararse con los sacerdotes y escribas; ellos eran quienes de manera natural alababan y exaltaban a Jesús diciéndole ¡Hosanna al Hijo de David!, lo cual nos revela lo que había en sus corazones: fe.
Ante el mismo hecho: las maravillas que hacía Jesús, dos percepciones totalmente opuestas, una de indignación por pensar que Jesús aceptara el honor que solo se le da a Dios y que conducía a rechazarlo como Salvador; y la otra de adoración, al exaltar a Jesús y darle el honor que le correspondía como Dios y que conducía a aceptarlo como Salvador.
Hermanos, tanto los sacerdotes y escribas como los niños, presenciaron lo mismo, pero la fe de esos pequeños hizo la diferencia para recibir correctamente el mensaje dado por Jesús a través de sus maravillas, así que pidamos a Dios una fe como la de aquellos pequeños para aceptar el mensaje del evangelio y ofrecer siempre a Dios, por medio de Jesucristo, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre (Hebreos 13:15).

4. Alaba a Dios

5. Comparte
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