¿Es Jesús nuestra máxima prioridad?
2025-05-01

1. Oración inicial
«Amado Jesús hoy quiero consagrarte mi vida, y estoy dispuesto a afrontar lo que se venga por permanecer fiel a ti, hoy me demandas una entrega total. Esto implica negarme a mis placeres y deseos y alinearme con tu santa voluntad. Quiero seguirte, aunque esto traiga sufrimiento y aun la muerte, porque tú diste tu vida por mí en una cruz para darme salvación. Rindo mi vida para consumirla en el cumplimiento del propósito para el cual me has llamado, en el nombre de Jesús, amén.»

2. Lee la palabra de Dios
“Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará. Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo?” Lucas 9:23-25
“Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo”. Lucas 14:27

3. Reflexiona
El cargar con la cruz quiere decir estar preparado a afrontar lo que se venga por lealtad a Jesús; es estar dispuesto a sufrir lo peor que nos puedan hacer a causa de nuestra fidelidad a Él. La escala de valores de este mundo nos ha enseñado ¿cuánto puedo sacar de provecho en este mundo? y no, ¿Cuánto puedo dar? o ¿Qué es lo más seguro? y no, ¿Qué es lo más justo? El Señor Jesús claramente nos dice: “porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá”. Tenemos que dar cuenta de nuestra vida aquí en la tierra, por eso, debemos gastar la vida, no guardarla para nosotros, sino ponerla al servicio de los demás, debemos consumirnos para Cristo, como Él dice: “y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará”.
El cristiano que sigue a su Señor imita su vida y obedece sus mandamientos, se identifica por completo con el mensaje de Cristo, incluso si significa la muerte. Tomar la cruz es llevarla hasta el lugar donde incluso habrá sufrimiento, renuncia a nuestra cómoda vida, quizás a enfrentar momentos difíciles y hasta la muerte misma, como ha sucedido con muchos hermanos en la fe en algunos lugares. Negarnos a nuestros deseos egoístas, usando nuestro tiempo, dinero, recursos y todo lo que esté a nuestro alcance para seguir el camino de Cristo, entendiendo que, aunque sea costoso hacerlo, vale la pena el dolor y el esfuerzo por la salvación de las almas.
Mucha gente está dispuesta a pagar un alto precio y a sacrificarse por algo que valora, que es terrenal y perecedero; pero nos sorprende que Jesús demande a quienes quieren seguirlo, que estén dispuestos a negarse a sí mismos, a llevar la cruz e inclusive dar su vida por su causa.
La verdad es que si esta vida es lo más importante para nosotros haremos lo que sea para protegerla y no haremos nada que ponga en peligro nuestra seguridad o comodidad. En cambio, si para nosotros lo más importante es seguir a Cristo, quizás nos hallaremos en lugares inseguros, insanos y aún incómodos. Dice el señor: “¿Qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo?” Ninguna cosa material compensa la pérdida de la vida eterna. Debemos entender como discípulos de Cristo que vivimos para Él y debemos gastar nuestra vida sirviéndole y por ende a los demás, aunque esto implique obediencia, sacrificio y renuncia.
Un discípulo de Cristo debe hacer morir el egocentrismo y estar preparado para resistir el sufrimiento y más aún por causa de Él. ¿Es Jesús nuestra máxima prioridad?

4. Alaba a Dios

5. Comparte
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